Desde el libro de Génesis, la espada simboliza un poder, una
fuerza sobrenatural, que protege y
cuida, algo muy preciado por Dios. Cuando Adán
y Eva, fueron expulsados del paraíso, dice la escritura que Dios puso una
espada encendida, que se revolvía a todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida Gen. 3:24; para
que el hombre no comiese de este y fuera eternamente pecador, eternamente
independiente de su creador, eternamente desobediente. El árbol de la vida,
era, es y será la representación simbólica de Jesucristo, Ap. 2:7 él es la vida
eterna, que hoy recibe todo creyente con la oración de fe. La eternidad de
nuestros primeros padres dependía directamente de Dios, su creador; supone
que este árbol de la vida, no estaba prohibido, y por tanto Adán y Eva podían, alimentarse de él, Gen. 2:9. Porque
el hombre era obediente y al ser obediente, tenían derecho a recibir la vida
que emanaba Dios.

La espada, ha sido el arma principal en muchas guerras épicas y sirvió a muchos
grandes reyes y emperadores a tomar el poder y someter a muchos pueblos.
La espada del Espíritu,
no solamente es un arma defensiva, protectora; es también un arma ofensiva, que
el apóstol Pablo menciona en el libro de efesios capítulo 6:17; haciendo
referencia y comparación con la armadura de los soldados de aquel tiempo.
LA ESPADA DEL ESPIRTU QUE ES LA PALABRA DE DIOS, debe ser declarada, o recitada, en voz alta como una arma contra el maligno, ejemplo de ello es el salmo 91, “el que habita al abrigo del altísimo morará bajo la sombra del omnipotente, diré yo al señor: refugio mío y baluarte mío… (Casa, castillo de protección). Este salmo es una oración de confianza, en el Señor; de principio a fin, al escuchar este mensaje, se siente el respaldo de Dios, en las palabras del salmista, incluso, el Espíritu Santo hace mención por boca del profeta, en el verso 14, de siete 7 promesas de bendición para aquel que invoca al Señor en este salmo.
LA ESPADA DEL ESPIRTU QUE ES LA PALABRA DE DIOS, debe ser declarada, o recitada, en voz alta como una arma contra el maligno, ejemplo de ello es el salmo 91, “el que habita al abrigo del altísimo morará bajo la sombra del omnipotente, diré yo al señor: refugio mío y baluarte mío… (Casa, castillo de protección). Este salmo es una oración de confianza, en el Señor; de principio a fin, al escuchar este mensaje, se siente el respaldo de Dios, en las palabras del salmista, incluso, el Espíritu Santo hace mención por boca del profeta, en el verso 14, de siete 7 promesas de bendición para aquel que invoca al Señor en este salmo.
1.
Yo también lo libraré.
2.
Lo pondré en alto.
3.
Yo le responderé.
4.
Con el (el recitador) estaré YO (Jehová) en la
angustia.
5.
Le glorificare. Le dará gloria entre los
hombres.
6.
Lo saciaré de larga vida
7.
Le mostraré mi salvación.

Cuando usted declara la palabra de Dios, (no su palabra), se
unirá en el espíritu, para decretar juicio sobre sus opresores, sobre los entes
de maldad en las regiones celes, como lo indica efesios 6:12
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